Historia de las farolas. Las farolas siempre aportan cierta sofisticación a un jardín, y constituyen un elemento decorativo esencial en cualquier iluminación exterior. Y es que las farolas rústicas que normalmente encontramos en parques, museos y mansiones, destilan una clase y categoría difícilmente imitables. Pero además de su innegable valor estético, la farola tiene otras funciones importantes: aumentar la seguridad, evitar accidentes y ahuyentar a los ladrones. Ya los griegos y romanos percibieron esta necesidad, y los más ricos instalaban antorchas de aceite (“laternas”) en el exterior de sus casas, que un esclavo llamado “laternarius” encendía puntualmente cada noche. La primera noticia que se tiene de la instalación de alumbrado…